Torres, castillos y fuertes

En los convulsos siglos de la Edad Media los valles que forman hoy la Reserva fueron unos enclaves estratégicos en la Reconquista de los reyes cristianos de las tierras en manos del poder musulmán. En los siglos posteriores la conflictividad no cesa, al ser una zona de frontera, por lo que muchas de estas fortificaciones siguen siendo usadas y reforzadas.

Algunas de las torres defensivas mejor conservadas son la llamada Torre de don Jorge de Oto, también conocida como la Atalaya de la Foz de Escala (siglo XVI) y la torre del castillo de Escuer (siglo XIV - XV) del cual además se conservan restos de su capilla y del recinto defensivo.

Torre de don Jorge de Oto

Un recinto más moderno, pero que demuestra la necesidad defensiva de este territorio a lo largo de la Historia, es el fuerte de Santa Elena (Biescas). Se comenzó a construir durante el reinado de Felipe II como parte de un sistema defensivo para defender los pasos fronterizos con Francia y posteriormente fue ampliado por Carlos III y parcialmente destruido durante la Guerra de la Independencia. De la construcción original quedan restos de una torre defensiva, junto al puente del río Gállego, mientras que el resto es el resultado de la reconstrucción que tuvo lugar a finales del siglo XIX y principios del XX.